viernes, 31 de agosto de 2007

Cambio de zapatillas y algo más


Han pasado muchos días desde que el despertador no suena a las 7.30 de la mañana, a lo largo de estas últimas semanas los buenos días han venido acompañados de sol y playa (bien, excepto cuando las lluvias torrenciales nos han sorprendido), los niños no han tenido hora para ir a la cama, hemos pasado largas horas sentados en el sofá viendo películas, hemos visitado parajes exóticos, probado manjares exquisitos (principalmente sabían tan bien porque no éramos nosotros los que ese día cocinábamos), y vivido experiencias inolvidables.

Pero el “sueño” ha terminado y nos hemos despertado con horarios que ya ni recordábamos, con obligaciones que habían quedado aparcadas en el trabajo, y sobretodo, con prisas y más prisas. Volvemos a la rutina y todo ello requiere un periodo de adaptación. Nuestro humor ha podido cambiar un poco, nos sentimos cansados y algo “deprimidos”, lo primero que hacemos al llegar a la oficina es contar los días de fiesta y puentes que vendrán los próximos 9 meses y echamos de menos los momentos que hemos pasado en nuestras perfectas VACACIONES.

Ahora es momento de cambiar esta actitud y ponernos las pilas. Es natural que sintamos cierta morriña después de pasar unos fantásticos días de descanso, pero también tenemos que agradecer volver descansados al trabajo y con toda la energía necesaria. Ahora es el momento de ser ambiciosos con nuestros proyectos y motivarnos a seguir mejorando en nuestro día a día.

Los pequeños de la casa también tienen nuevas obligaciones pendientes. El curso escolar empieza y con él vienen horarios, tareas y actividades extraescolares que debemos organizar. Es importante empezar esta nueva etapa con mucha ilusión y los niños necesitan el apoyo de los mayores para superarla con éxito. Así pues, aún estar muy ocupados tenemos que reservar un espacio para atender las necesidades de este tipo.

Y para aquellos que cogen por primera vez la mochila, el inicio del curso es aún más importante. Nuevo entorno, nuevo espacio, nueva persona de referencia y nuevos hábitos. Este paso no es fácil. El niño ha vivido hasta el momento en un entorno protegido y entrar por primera vez en una clase significa estar alejado de sus papás, dejar de ser el centro de atención y pasar a compartirlo con 20 compañeros más, ser en cierto modo autosuficiente para atender sus necesidades y en definitiva, “sobrevivir” en un entorno totalmente desconocido.

Los niños enfrentan su primer día de clases de distintas formas dependiendo de factores como su temperamento y experiencia previa. Es más fácil para los pequeños que han asistido al jardín infantil o han estado expuestos a diferentes ambientes sociales y están acostumbrados a enfrentar distintas situaciones. Si se trata de un hijo único que nunca ha ido al jardín, le puede resultar más difícil separarse de los progenitores.

Así pues, los niños que previamente han ido a la guardería ya tienen un paso ganado. No será la primera vez que están fuera de casa ni que comparten juegos y tareas con otros niños, pero seguramente sí pasarán a estar en una aula de mayor tamaño, con mayor número de alumnos, con menos atenciones y con más exigencias por parte del maestro.

La mejor forma de prepararlos ante la entrada a clases es contándoles lo que va a pasar y entusiasmándolos los días previos. Hay que enfatizar que el niño ya es mayor y que en la escuela va a aprender cosas nuevas y va a encontrar muchos amiguitos.

Puede servir de ayuda contar como fue para el papá o la mamá empezar el colegio, o para los hermanos mayores. También podemos entusiasmar al pequeño comprando el material que va a necesitar, eligiendo una mochila que sea de su agrado, ... es decir, haciéndole partícipe de este nuevo evento y buscando su ilusión.

El día de entrada a clase hay que estar tranquilos y demostrar empatía. Si llora desesperadamente hay que consolarlo un momento, pero sobretodo darle tranquilidad con una actitud serena. Luego podemos anunciarle que lo vendremos a buscar cuando termine la jornada e irnos rápidamente.

Si el niño llora, los padres tienen que ser consistentes con su decisión de dejarlo en clase y explicarle que aunque llore, él se quedará con sus compañeros y maestra, y que tendrá muchas personas a su alrededor que cuidarán de él.

Cuando termina el primer día hay que mostrarse interesados por lo que el niño ha hecho y seguirlo reforzando positivamente. Decirle por ejemplo, "qué bonito el dibujo que has pintado, mañana seguro que haces otro igual o mejor". Al día siguiente, y durante el resto de la semana, hay que mantener la actitud positiva y de calma cuando se lo va a dejar. El período de adaptación suele durar una semana, con una eventual recaída el lunes siguiente tras el fin de semana con los padres.
Así pues, es importante transmitir la ilusión de ir a un lugar nuevo, lleno de cosas por descubrir y rodeado de niños y personas de referencia como la maestra. Unos meses antes de empezar el colegio puede ser bueno leer juntos un cuento en el que se explique esta nueva experiencia. Muchas editoriales ya han ilustrado los momentos importantes en la vida de un niño como puede ser la llegada de un hermanito o el primer día de clase. Leer día a día una historia de este tipo y reforzarla positivamente con emoción, incógnitas y muchas sorpresas puede servir de gran ayuda.








Consulta privada Mª Teresa Mata, psicoterapeuta y fisioterapeuta.


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sábado, 18 de agosto de 2007



Desde este paraje de ensueño el DIVÁN os desea que paséis unas felices vacaciones...
... DISFRUTAD de vuestros merecidos días de descanso. Volveremos en breve, recordad que podeis dejar registrada cualquier consulta en nuestra sección del Diván Responde.
Hasta pronto

miércoles, 8 de agosto de 2007


DIVORCIOS POSTVACACIONALES




Las estadísticas constatan que cada año en España cerca de 200.000 parejas contraen matrimonio y que otras 50.000 se separan. Septiembre es el mes en que se separan más matrimonios, concretamente uno de cada tres.


Cambios en la rutina diaria, demasiado tiempo juntos, eternas horas para compartir, aumento considerable de discusiones, desilusión, ...

...Cada año se repite el mito de “los divorcios postvacacionales" ocasionados por el “exceso” de momentos para compartir y disfrutar con la pareja.
A primera vista parece algo ilógico e irracional; lo que en principio era la situación perfecta pasa a ser la mayor pesadilla de muchos matrimonios, y todo ello provocado por un factor: EL EXCESO de COMUNICACIÓN.

La comunicación es algo que debemos cuidar en nuestras relaciones y para ello, es importante reservarle siempre un espacio.
Las parejas que no soportan estar un mes juntas es porque en realidad NO SE CONOCEN. De repente discuten por cualquier cosa, se dan cuenta de que sus proyectos de futuro son opuestos, los reproches van y vienen y terminan por no soportarse el uno al otro. En definitiva, en aquel corto periodo de tiempo en el que comparten, dialogan y comunican, descubren cómo son sus vidas, qué aspectos no les satisfacen y qué les gustaría cambiar. La conclusión es que a lo largo de X tiempo han vivido dos vidas paralelas en lugar de una conjunta, sin escuchar ni conocer a aquella persona que duerme con ellos todas las noches.

Así pues, la auténtica razón de las rupturas no es el periodo que comparten juntos en vacaciones, sino la falta de comunicación a lo largo del año. Un periodo concreto de tiempo en el que el trabajo, las obligaciones familiares, los compromisos sociales, etc. sean especialmente notorios, puede disminuir y llegar a anular la verdadera relación, dejando en un segundo plano las opiniones, pensamientos y sentimientos de la persona que queremos.

Desde el Diván os animamos a escuchar todo aquello que vuestra pareja os quiera decir y expresar, aunque en algunas ocaciones no sea fácil, e intentar dialogar y exponer vuestras opiniones respetando la vida que llevais en común. Sólo de esta forma conseguireis aprender a escuchar y conocer la otra persona.





Consulta privada Mª Teresa Mata, psicoterapeuta y fisioterapeuta.


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jueves, 2 de agosto de 2007

CHASQUIDOS, ORIGEN Y CONSECUENCIAS




Apretar los dientes durante la noche es un hábito compartido por muchas personas, y la gran mayoría no es consciente de ello. El desgaste del esmalte es un claro signo que el dentista puede detectar, pero a veces deben aparecer síntomas físicos para que el propio afectado busque un origen a su problema y se percate de que la fuerza que ejerce con la mandíbula es la respuesta.

La rabia acumulada, la falta de asertividad, de poca capacidad para expresar sentimientos, el estrés mal canalizado y en definitiva, la inexistencia de una VÍA DE ESCAPE para ciertas tensiones emocionales, pueden ser la principal causa de lo que técnicamente denominamos BRUXISMO.

El bruxismo es el hábito involuntario, diurno o nocturno, de apretar y rechinar los dientes inconscientemente, que afecta a entre un 10 y un 20% de la población.


Este hecho de apretar los dientes ejerce presión sobre los músculos, los tejidos y otras estructuras que rodean la mandíbula, lo cual puede llevar a que se presente dolor e inflamación de la mandíbula, dolores de cabeza, dolores de oído, daño en los dientes y todos estos síntomas pueden causar trastornos de la articulación temporomandibular (ATM).


Existen diversos factores desencadenantes de esta afectación, y como ya hemos dicho, los psicológicos juegan un papel muy importante. Así pues, el tratamiento del estrés puede ser útil cuando el bruxismo es una manifestación de una gran tensión emocional.


SÍNDROME DE LA ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR (ATM), una causa más del dolor facial y de cabeza


Recientemente se viene reconociendo una nueva relación entre el estrés y los tipos más comunes de dolor facial. Originalmente, se pensaba que el problema era de carácter artrítico, y afectaba la articulación inferior de la mandíbula, pero nuevos estudios han demostrado que el problema realmente afecta los músculos que se encargan del movimiento de la mandíbula.



El síntoma más común de este síndrome es un dolor adormecedor, muy intenso dentro y alrededor de la oreja. El dolor puede extenderse hacia un lado del cuero cabelludo, nuca, o cuello, y puede empeorar al masticar, bostezar o hablar demasiado. A algunos pacientes se les hace difícil abrir la boca, y otros experimentan sonidos de chasquido y crepitaciones.



En el principio se creía que el síndrome estaba relacionado con problemas de masticación. Ahora sabemos que en la mayoría de casos este doloroso espasmo muscular está relacionado con el estrés psicológico.


Los individuos que sufren de este síndrome son aquellos que tienen dificultad de sobrellevar sus situaciones de estrés, o no pueden desfogar correctamente sus emociones. Como consecuencia, tienden a desarrollar tensiones internas, y también aumenta la tensión en sus músculos, principalmente los músculos masticadores. Algunos pacientes optan por hábitos para aliviar la tensión como el bruxismo que anteriormente hemos presentado.


Para eliminar los síntomas del doloroso espasmo muscular en la mandíbula, se utiliza una terapia inicial que incluye el uso de calor y relajación muscular, masajes, medicamentos para el dolor, y dietas suaves no masticables. Esta terapia dura por lo menos una o dos semanas. Para los pacientes con hábitos de Bruxismo (apretón de dientes), el dentista puede a veces confeccionar un aparato de plástico nocturno que evite que los dientes se junten.



Tratamiento del Bruxismo


Los objetivos del tratamiento son reducir el dolor, prevenir el daño dental permanente y disminuir el comportamiento de rechinar los dientes lo más que se pueda.

El tratamiento del Bruxismo se centra principalmente en:

- Relajar los músculos faciales y mandibulares durante todo el día, para que de esta manera la relajación facial se convierta en un hábito.
- Masajear los músculos del cuello, de los hombros y de la cara, y buscar cuidadosamente nódulos pequeños y dolorosos, denominados puntos desencadenantes, que pueden referir el dolor a lo largo de la cabeza y la cara.
- Aprender ejercicios de estiramiento de fisioterapia para ayudar a recuperar el equilibrio normal de la acción muscular y articular a cada lado de la cabeza.
- Aplicar hielo o calor húmedo en los músculos de la mandíbula inflamados. Cualquiera de las dos terapias puede tener un efecto beneficioso.
- Evitar comer alimentos duros como dulces y frutos secos.
- Tomar mucha agua todos los días.
- Tratar de reducir el estrés diario y aprender técnicas de relajación.
- Dormir en un colchón que nos permita descansar e intentar cumplir las horas necesarias de sueño.


Así pues, prestad atención a las molestias mandibulares, tensiones, dolores de cabeza, malestar general, etc...Muchas veces buscamos el origen del problema en un lugar totalmente equivocado y nos alejamos de la solución. La relajación de la articulación temporo-mandibular y con ella la eliminación de chasquidos y bruxismo puede ayudarnos a parar este círculo vicioso que retroalimenta nuestro malestar físico y a la vez nos hace aumentar el nivel de ansiedad y en definitiva, de estrés. Por otro lado, controlar el estrés al que continuamente estamos sometidos también colaborará en la desaparición de estos hábitos que a la larga pueden ser problemáticos.


Y recuerda, suelta aquella rabia que guardas escondida bajo tu coraza. Destapa los sentimientos que provocan angustia y malestar y deshazte de ellos...No dejes que aparezcan en medio de tus sueños.





Consulta privada Mª Teresa Mata, psicoterapeuta y fisioterapeuta.


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