lunes, 25 de agosto de 2008


DEL DESEQUILIBRIO FÍSICO AL PSÍQUICO. LA GLÁNDULA TIROIDES


Para poner en contexto al público del Diván, conozcamos en primer lugar a la glándula tiroides. Posteriormente veremos qué relación tiene con los desequilibrios psíquicos, y más exactamente, emocionales.

LA GLÁNDULA TIROIDES

Este órgano de aproximadamente 30 g está situado en la parte anterior del cuello. Es más grande en las mujeres que en los hombres; aumenta de tamaño durante el embarazo. Segrega la hormona tiroxina, esencial para el crecimiento normal durante la infancia. Los desequilibrios en la secreción de esta hormona producen síntomas relacionados con el funcionamiento y metabolismo del cuerpo humano.

HIPERTIROIDISMO

El hipertiroidismo es un trastorno caracterizado por la hiperactividad de la glándula tiroides; esta suele estar hipertrofiada y por ello segrega cantidades anormalmente altas de hormonas tiroideas, las cuales aceleran los procesos metabólicos del cuerpo humano. Algunos síntomas que pueden aparecer con este desequilibrio son nerviosismo, insomnio, temblor, apetito constante, pérdida de peso, fatiga, intolerancia al calor, palpitaciones, y diarrea. Viendo este cuadro clínico, es comprensible que aquellas personas que padecen hipertiroidismo y aún no lo controlen, vivan angustiadas y en la mayoría de los casos, deprimidas. El levantarse cada día chafado, desganado e intranquilo, provoca un estado ansioso en el individuo que le impide estar a gusto consigo mismo y sentirse BIEN.

HIPOTIROIDISMO

Por el contrario, el hipotiroidismo se caracteriza por el descenso de la actividad de la glándula tiroides. El cuadro clínico consiste en aumento de peso, debilidad, sequedad de la piel, estreñimiento, artritis y lentitud de los procesos metabólicos. Esta lentitud también puede provocar malestar, puesto que existe un evidente cambio en el funcionamiento normal del organismo, y todo desequilibrio desestabiliza emocionalmente. Así pues, las personas que padecen hipotiroidismo también pueden sentirse deprimidas y angustiadas con estos síntomas, sobretodo con el aumento de peso y la debilidad ante cualquier esfuerzo.

EL DESCONOCIMIENTO Y LA INCOMPRENSIÓN AUMENTAN EL ESTADO DEPRESIVO

“Me siento mal, triste, no tengo ganas de hacer nada, solamente me apetece llorar y lo peor es que desconozco el PORQUÉ”.


Así puede sentirse una persona con un desequilibrio de la glándula tiroides antes de conocer el diagnóstico. El no saber qué está ocurriendo, incrementa los síntomas de nerviosismo, agobio, agotamiento y decaimiento. Además, la incomprensión por parte del entorno incrementa el estado depresivo; yo no entiendo qué ocurre pero los demás tampoco, ellos creen que se me pasará pronto e insisten en que me anime”.
Esta es una reacción habitual en estos casos. A simple vista, parece que el individuo se encuentra algo decaído y las personas que le rodean intentan que los días pasen para superar esos “días flojos”. El estado depresivo muchas veces resulta incierto, no existe un origen concreto, sino un cúmulo de situaciones que en un momento dado se hacen notorias y salen al exterior a modo de tristeza y desgana; en otras ocasiones, como es el caso del hiper o hipotiroidismo, el estado depresivo tiene un origen BIOQUÍMICO, y este debe solucionarse inmediatamente con medicación que regule el funcionamiento de la glándula.


ANGUSTIA


La angustia podría ser el síntoma que engloba y mejor define la clínica de tipo psíquico que provocan los desequilibrios de la glándula tiroides, principalmente el hipertiroidismo. En su caso, el nerviosismo es constante, y la sensación de saturación y sobrecarga es evidente. La persona que padece hipertiroidismo ve todo como “una montaña”, y el cansancio que le acompaña dificulta la realización de las actividades y obligaciones de la vida diaria, hecho que provoca aún más angustia y ansiedad. Así pues, el primer paso es el diagnóstico del trastorno, y una vez empieza la regulación de la secreción hormonal, ser paciente con el reequilibrio, comprender que todo necesita un proceso, e intentar controlar la ansiedad que esta situación provoca. Nuestro autocontrol y comprensión puede ayudar RECUPERAR fácilmente la NORMALIDAD.



¿Alguno de vosotros a padecido hipertiroidismo o hipotiroidismo? ¿Cómo os habéis sentido durante la época de desequilibrio?





Consulta privada Mª Teresa Mata, psicoterapeuta y fisioterapeuta.

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martes, 19 de agosto de 2008

ES PERFECTO


No sabemos porqué pero cada día el sentimiento es más fuerte. Hemos entablado conversación en algunas cenas de amigos y hemos coincidido varias veces comprando en el mismo centro comercial del barrio. En realidad, no hemos compartido mucho tiempo juntos, pero sabemos que es la persona ideal.
Creemos conocer cómo es, qué piensa, qué siente, cómo se comporta son sus compañeros, con la familia, cómo es en la intimidad, qué piensa, cuales son sus ideales, cómo actuaría en cada ocasión…NO LO HEMOS VISTO, PERO CREEMOS CONOCER CADA DETALLE DE AQUELLA PERSONA QUE TANTO ADMIRAMOS O HASTA DESEAMOS.

¿Es realmente como nosotros creemos? ¿Por qué estamos tan seguros de cómo es? ¿Es una realidad o tan solo un reflejo de nuestras necesidades y anhelos?

Vemos algo que nos gusta e imaginamos como serán todas las demás. Todo aquello que imaginamos, responde a lo que esperamos de una persona, y por ello, idealizamos el cómo será “el supuesto individuo perfecto” en realidad. Aquellas situaciones que no hemos vivido con él, las anticipamos, prevemos cual sería su modo de respuesta en función de lo que nosotros desearíamos. De esto se trata la idealización: atribuir cualidades, cualidades que nosotros esperaríamos de la PERSONA IDEAL, a partir de pequeñas actuaciones de una persona, que, en muchas ocasiones, no son suficientes para conocerla de verdad.

Algo así ocurre con el fenómeno fan. Con personajes que no podemos conocer en persona, tales como actores, cantantes, presentadores de televisión, etc. Podemos llegar a idealizar su forma de ser y hacer, tan solo con la imagen que percibimos a través de los medios de comunicación. Sorprendente, la mente humana elabora un entramado de emociones “pasionales” que bien podrían protagonizar una serie latinoamericana de sobremesa y así mismo ofuscar por completo aquel que idolatra.

La idealización pone en aumento la emoción

Cuanto más idealizamos, más potenciamos la emoción. Esta puede ir “in crecendo” de forma desmesurada y descontrolada, hasta tal punto que ni nosotros mismos entendamos cómo hemos llegado a esa situación de desesperación. Cuando perdemos esta capacidad de racionalizar, tan solo sentimos, y sin pensar, nos adentramos en un bucle de “quiero y no puedo”, sobretodo, si la persona idealizada es inaccesible. Es esta misma inaccesibilidad la que aumenta la ansiedad por conseguir y con ello, el sentimiento de IMPOTENCIA.

Cuando ello ocurre, debemos ser capaces de razonar qué está ocurriendo y analizar qué emociones aparecen realmente: ¿Es deseo y amor o es puramente ansiedad ante la desesperación? Con ello podemos saber si nuestro “sufrimiento” vale la pena, y si, realmente, la persona soñada, es como creemos que es. Por supuesto, la accesibilidad es otro factor a valorar. Ya no hablamos de artistas y famosos, hablamos de la accesibilidad hacia personas que nos rodean y que hemos podido idealizar al ver como se relacionan con sus parejas, sus amigos, sus compañeros de trabajo, etc.

Dicen que quien la sigue la consigue, pero también estamos de acuerdo en que seguir es una elección libre e individual, y que por ello, merece ser perseguida mientras no nos perjudique y se vuelva en nuestra contra.



Consulta privada Mª Teresa Mata, psicoterapeuta y fisioterapeuta.

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