miércoles, 28 de abril de 2010

CONÓCETE MEJOR. EJERCICIO Nº 1

EJERCICIOS DE AUTOCONOCIMIENTO



Los ejercicios de autoconocimiento sirven para mejorar la capacidad de introspección, y con ello, ampliar la imagen que tenemos sobre nosotros mismos. Es interesante trabajar en este aspecto; conocer cualidades, habilidades, defectos, recursos personales y sentimientos acerca de distintos aspectos y en distintos momentos de nuestra vida, puede ayudarnos a crecer personalmente, ganar seguridad y hacernos sentir mejor. A lo largo de las próximas semanas, El Diván Digital os invitará a descubrir algunos ejercicios que potenciarán esta capacidad de autoconocimiento y autoimagen, ejercicios que mejorarán la idea que tenéis sobre vosotros mismos y sobre las personas que os rodean.


ESTA SEMANA: TÉCNICA DEL ÁRBOL

Necesitamos un folio en blanco, un lápiz y colores.

Piensa sobre la vida de un árbol y compárala con la tuya. Tu pasado serían las raíces y el inicio del tronco, tu presente el tronco y las ramas principales, y tu futuro otras ramificaciones, hojas, frutos o flores.

Ahora dibuja tu árbol,
dale la forma, la textura y el color que consideres que más van acorde con tu vida, es decir, con el pasado, el presente y las ideas y propósitos que tengas de futuro.


Cuando termines, observa este árbol y redacta su descripción. En primer lugar explica como es:

Puede que el tronco sea alto y esbelto o bajo y ancho, macizo o endeble, escamoso o liso, etc.
Puede que las ramas sean muchas o pocas, largas o cortas, firmes o débiles.
Puede que haya muchas o pocas hojas, muchas o pocas flores, muchos o pocos frutos, manzanas, naranjas, limones, peras, etc.

Y seguidamente, piensa en qué sensaciones te transmite y si hay cosas del tronco (presente) o ramas y frutos (futuro) que te gustaría cambiar (ensanchando o alargando el tronco, añadiendo flores y hojas, cambiando el tipo de fruto, etc.). En caso que desees realizar cambios, piensa en cómo las raíces (pasado) pueden ayudarte; obsérvalas, piensa en cómo te han hecho madurar y la sabiduría y la experiencia que te han aportado para ser la persona que eres hoy.

Este ejercicio puedes hacerlo sólo o proponer realizarlo de forma conjunta con una o más personas (puedes aprovechar e invitar a tu pareja, a un amigo/a cercano, un compañero íntimo de trabajo, etc.). Cada uno dibuja su árbol y posteriormente lo describe a la otra persona y explica el porqué de su imagen. Este ejercicio, además de permitir conocerse a uno mismo, facilita contraponer la percepción que tienen los demás sobre la manera de ser y vivir, y opinar, porqué no, sobre el árbol del otro y de algún modo, abrir nuevas puertas de visión y cambio.

El ejercicio es sencillo, anímate a dibujar tu árbol y a partir de ahí, saca de él toda la información posible. Este es un ejercicio excelente de introspección y visión de futuro, un trabajo para planear nuevas “flores y frutos” convertidas en proyectos y propósitos, y un intercambio de visión sobre uno mismo y la vida, si el ejercicio se realiza junto a otras personas.


Etiquetas: ,

martes, 13 de abril de 2010

LA CIUDAD DE LOS POZOS




Una vez más, rescatamos un cuento de Jorge Bucay para hablar sobre emociones, sentimientos e identidad. No hay forma más ilustrativa que un cuento para comprender aquello tan abstracto a lo que llamamos interior. En este cuento, destacamos una vez más la capacidad de introspección y conocimiento personal para estar bien con nosotros mismos y con los demás, así como la importancia de saber encontrar y apreciar todas aquellas virtudes y habilidades que nos caracterizan, ellas forman parte de nuestra identidad y nos permiten destacar del resto. El cuidado de nuestra autoestima es el primer peldaño, conocer nuestro interior es la primera tarea para subir dicho peldaño.


LA CIUDAD DE LOS POZOS

Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta.

Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes, pero pozos al fin.

Los pozos se diferenciaban entre sí, no solo por el lugar en el que estaban excavados sino también por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior). Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.

La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias cundían rápidamente, de punta a punta del poblado.

Un día llegó a la ciudad una "moda" que seguramente había nacido en algún pueblito humano: La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se precie debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido.

Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de cosas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas , pianos de cola y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas.

Pasó el tiempo.

La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más.

Los pozos no eran todos iguales así que, si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior...

Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose.

No paso mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior.

Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que si seguían hinchándose de tal manera , pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad...

Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho.

Pronto se dio cuenta que todo lo que tenia dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido...

Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego, cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo.

Vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho...

Un día, sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una sorpresa: adentro, muy adentro, y muy en el fondo encontró agua!

Nunca antes otro pozo había encontrado agua...

El pozo supero la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando agua hacia fuera.

La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar.

Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto, en tréboles, en flores, y en troquitos endebles que se volvieron árboles después...

La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar "El Vergel".

Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro. -Ningún milagro- contestaba el Vergel- hay que buscar en el interior, hacia lo profundo... Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desandaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían vaciarse.

Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas...

En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr también el riesgo del vacío...

Y también empezó a profundizar...

Y también llegó al agua...

Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo...

-¿Qué harás cuando se termine el agua?- le preguntaban. -No sé lo que pasará- contestaba- Pero, por ahora, cuánto más agua saco, más agua hay. Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento.

Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma...Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro.

Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como todos los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto:

La comunicación profunda que sólo consiguen entre sí, aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar...


Los pozos han aprendido a buscar en lo más profundo de su interior, han podido conocer su verdadera esencia, construir así su identidad y exteriorizar sentimientos y emociones que les facilitan la relación con los demás, una relación "real", llena de contenido y significado. Los pozos han valorado cúanto valen, no con sus pertenencias, sinó con todo aquel potencial preparado para ofrecer, ofrecer cualidades, recursos personales, habilidades, virtudes, etc.

A las personas nos ocurre lo mismo. Poco a poco aprendemos a trabajar nuestra capacidad de introspección ( mirada hacia nuestro interior) y utilizamos todo aquello que valoramos de nosotros mismos para afrontar la vida día a día, querernos y querer a aquellas personas que tenemos a nuestro lado y nos hacen felices.

Busca en el interior de tu pozo y ofrece lo mejor de tí. Para empezar a buscar, haz dos listas: - Una primera lista con todas aquellas cualidades que consideres que tienes. - Una segunda lista con las cualidades que personas cercanas a ti, resalten de tu personalidad. No tengas miedo de preguntar, pideles su opinión. Cuando tengas las dos listas, aquellas cualidades que los otros hayan resaltado de ti pero que tu anteriormente no hayas anotado, subrayalas. De momento, puedes empezar a identificar en ti estas cualidades, haz una mirada hacia el interior e intenta descubrirlas...




Etiquetas: