domingo, 29 de agosto de 2010

EL PODER CURATIVO DEL APOYO EMOCIONAL



Saber escucharnos y recibir escucha. Aprender a perder el miedo y expresar nuestros sentimientos. Mejorar la capacidad de introspección y detectar aquellos pensamientos que nos producen ansiedad y malestar. Dejarnos ayudar emocionalmente en un momento difícil de nuestra vida.

El poder curativo del apoyo emocional y la capacidad por recibirlo es esencial. En momentos difíciles de nuestra vida, en el camino de superación de una enfermedad, en un proceso de duelo, ante situaciones conflictivas en el trabajo, la familia, etc., recibir apoyo emocional, es decir, recibir ayuda para poder expresar sentimientos y exteriorizarlos, es de vital importancia para sobrellevar la situación de una manera saludable y encontrarnos lo mejor posible.

Daniel Goleman, habla de este poder curativo en su libro "Inteligencia Emocional". He rescatado un fragmento para comprenderlo mejor:

En "Las intrépidas aventuras de Robin Hood", Robin advierte a un joven simpatizante: "Habla libremente y revélanos tus cuitas. El fluir de las palabras apacigua el corazón de quien sufre; es como abrir las compuertas cuando el embalse amenaza con desbordarse". Este retazo de sabiduría popular refleja el hecho de que descubrir nuestros sentimientos constituye una excelente medicina para el corazón apesadumbrado.

La corroboración científica del consejo de Robin nos la proporciona James Pennebaker, psicólogo de la Universidad Metodista del Sur ( EEUU), quien ha demostrado experimentalmente el efecto beneficioso que conlleva hablar de los problemas que más nos preocupan". El método utilizado por Penneabker es muy sencillo y consiste en pedir a la persona que dedique quince o veinte minutos cada día, durante cinco días, a escribir acerca de "la ex
periencia más traumática de toda su vida" o de alguna otra situación presente que le resulte especialmente apremiante. Tampoco es preciso que muestre luego a nadie el contenido del escrito puesto que, si la persona lo desea, puede mantenerlo completamente en secreto.

El efecto manifiesto de esta especie de confesión resultó sorprendente, ya que fortaleció la función immunológica, provocó un descenso significativo en la frecuencia de visitas a los centros de salud durante los seis meses posteriores, disminuyó el absentismo laboral e incluso mejoró la función enzimática del hígado. Este estudio ha demostrado que la pauta "más saludable" de exteriorización de los sentimientos problemáticos comienza cargada de tristeza, ansie
dad, irritabilidad o cualquier otro tipo de sentimiento implicado, y , a lo largo de los días siguientes, prosigue estableciendo un hilo narrativo que permite dar algún sentido al trauma o al problema en cuestión. Es evidente que este proceso es equivalente a lo que ocurre en ciertos tipos de psicoterapia. De hecho, el resultado de la investigación de Pennebaker explica también la manifiesta mejora clínica de aquellos pacientes que reciben un tratamiento psicoterapeútico adicional frente a quienes sólo son objeto de tratamiento médico.

Es muy posible que la demostración más palpable de la incidencia clínica del apoyo emocional nos la proporcione un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford con mujeres aquejadas de metástasis avanzada de cáncer de mama. Todas las mujeres que participaban en la investigación habían sido sometidas a algún tipo de tratamiento - frecuentemente quirúrgico- tras el cual habían experimentado una grave recaída. Clínicamente hablando, era sólo cuestión de tiempo que el cáncer acabara con sus vidas. El resultado de esta investigación sorprendió a toda la comunidad médica, ya que puso de manifiesto que las pacientes que habían recibido apoyo psicológico sobrevivieron el doble de tiempo que aquellas otras que afrontaron a solas la enfermedad".


Promover una atención médica emocionalmente inteligente es esencial para la salud física y mental del de las personas.

Buscar apoyo emocional en familiares o amigos cercanos, en un psicoterapeuta o en ambas figuras, es la clave para solucionar el conflicto de la forma más saludable posible.

Aprender a apoyarnos emocionalmente y sabernos escuchar, es la clave para que toda la ayuda que se nos ofrezca, de su fruto.


Apoya a los que tienes cerca y déjate apoyar.



TALL
ER DE INTELIGENCIA EMOCIONAL. INICIO PRÓXIMO 5 DE OCTUBRE.

PLAZAS LIMITADAS. MÁS INFORMACIÓN EN:





http://eldivandigital.blogspot.com/2010/07/taller-de-inteligencia-emocional.html



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martes, 17 de agosto de 2010

AL VOLANTE SOY OTRO



"Al volante soy otro".

Esta es una frase que todos hemos escuchado repetidas veces, o incluso hemos llegado a pronunciar en algún momento.

La tensión que soportamos en la conducción, los múltiples factores que la afectan y no dependen de nosotros, la infinidad de riesgos y problemas que aparecen en el momento menos pensado, y la ansiedad que provoca el estar subeditado a todo ello, en ocasiones, puede ocasionar esta "transformación" agresiva de nuestro comportamiento.

Gritos, pitidos, impaciencia, aumento de la frecuencia cardiaca, dolor de estómago, impotencia, sensación de inseguridad, etc. Este es el cocktail mágico que acompaña a la doble cara que en algún momento la mayoría de conductores muestran especialmente en retenciones y carabanas, como si del propio Dr Jekyll y Mr Hyde se tratara.

El carácter y la personalidad de cada uno influencian en la conducción, peró aún más lo hace el autocontrol, uno de los pilares básicos de la inteligencia emocional, clave para sobrellevar momentos de tensión, solucionar conflictos, pensar antes de actuar y ser responsable en la carretera. El autocontrol nos permite ser más racionales al volante, evitar desbordarnos emocionalmente y con ello evitar perder justamente el control del vehículo; la cólera y la agresividad, por el contrario, provocan una pérdida de atención ante múltiples estímulos, aumentando el riesgo de sufrir un accidente.

Aún así, en nuestra vida cotidiana, múltiples factores provocan en nosotros ansiedad y en ocasiones deben salir a modo de rábia o enfado. El autocontrol permite que no salgan en el momento equivocado, pero nosotros somos los responsables de eliminar estas emociones con la actividad adecuada.

Esto trasladado a la conducción, nos hace pensar que una vez bajamos del coche, si hemos estado sometidos a mucha tensión, es importante saber desconectar y buscar aquello que nos permita relajar el cuerpo, ya sea dando un paseo, estirando el cuello y la espalda, echando unas canastas o tomando un buen baño al llegar a casa. Parece sencillo, pero en más de una ocasión olvidamos estos hábitos tan sencillos; no únicamente se trata de tener autocontrol, también se trata de pensar en nosotros mismos y proporcionar el cuidado que nos merecemos.


Tres claves para obtener autocontrol ante el volante:

- Sé responsable al volante, piensa antes de actuar.
- Recuerda: la cólera no soluciona el problema que la causa.
- Descarga la tensión que has soportado al final del día, cuanto más tranquilo y relajado puedas estar antes de volver a cojer el coche, de más autocontrol dispondrás.


Conductores del mundo, los gritos y los pitidos al volante no os ayudan, únicamente os hacen enfadar.



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