jueves, 22 de enero de 2009

ESTA PERSONA NO ME ENTRA




Curioso pero cierto. En centésimas de segundo podemos llegar a percibir que alguien no nos “entra bien” y por ese motivo nos cuesta simpatizar con su persona. Desconocemos el porqué, de hecho, es la primera vez que la vemos, nunca antes habíamos hablado y lo cierto es que tan sólo llevamos 5 minutos de conversación. Esa persona no nos agrada, no la vemos “clara”, no nos da buen “feeling”. Todos, alguna vez, hemos vivido una situación similar a esta.

Las percepciones son inevitables, cualquier contacto, diálogo o tarea compartida, despierta una nueva sensación a cerca de aquella persona, y con ello, una interpretación. Por esta misma razón, cuando interpretamos, nuestra imaginación puede viajar mucho más lejos de lo que nuestra voluntad buenamente quiera, y originar una auténtica saga de pensamientos retorcidos y alocados, propios de los mejores guionistas de Holywood. Sí señor, nos montamos, y nunca mejor dicho, la gran película, y cavilamos a cerca de aquel individuo que hemos tenido el gran “gusto” de conocer. Así son las percepciones, y así de retorcida es la mente humana.


¿ Por qué se desencadena todo este proceso de interpretación cuando decimos "esta persona no me entra" a partir de una simple percepción?


Principalmente, las interpretaciones, que con menos pulcritud en este caso que nos ocupa, podríamos denominar "prejuicios", aparecen al producirse asociaciones que inconscientemente realizamos. Estas asociaciones son fruto de la experiencia personal de cada individuo, y en definitiva, de las relaciones sociales que uno ha establecido a lo largo de su vida. Según cómo hayan sido estas relaciones y vivencias, se construyen las interpretaciones, y cuando entramos en contacto con algún factor que nos recuerda a otra persona o suceso, relacionamos y asociamos automáticamente atributos al individuo que tenemos delante. Es entonces cuando se produce el fenómeno “esta persona no me entra”. Quizás sea su peinado ( un recogido al estilo de aquella supervisora que tuvimos tan poco agradable), su tono de voz ( parecido al de aquel compañero repelente que iba de listillo en la facultad), su forma de gesticular ( igual que la suegra cuando se queja), su mirada ( intimidadora, igual que nuestro padre cuando se ponía serio años atrás), etc…Los recuerdos vienen implícitos en las percepciones, el viejo “baúl” del inconsciente que alberga nuestra mente, se abre y asocia multitud de hechos a momentos que vivimos en la actualidad.

La percepción es curiosa; tanto, que cada persona percibe de modo único. La percepción por ello, es individual, y el modo que tenemos de asociar personas a sensaciones, también lo es.


Precisamente, mi curiosidad se despertó cuando una compañera de trabajo explicó su propia forma de percibir a las personas que conoce por primera vez. Su “método” es el de asociar, principalmente durante los primeros minutos de contactar con alguien, la persona a un color y tono concretos. En ocasiones, esta asociación no se produce en el primer encuentro, y necesita más tiempo para asignar, el pongamos por caso, verde manzana, a un individuo. Así de pronto parece extraño, yo intentaba imaginar a esta compañera en un momento comprometido como es el conocer a los padres de tu pareja, y pensar: “yo a esta mujer me da a mi que la veo un poco azul”; parece un chiste, pero así son las percepciones. Los colores adoptan un significado según la experiencia que uno haya vivido y también según los criterios socio-culturales (por ejemplo, el rojo la mayor parte de la población lo asocia a la pasión).

Hablando con esta compañera, cuando alguien no le entra, el color que en muchas ocasiones percibe es el gris o el marrón, y cuando alguien no le transmite demasiada energía y positividad, ve colores como el rosa o el amarillo, en tonos pálidos y poco luminosos. También comenta que nunca ha podido detectar personas de color negro o blanco, y que toda la escala de tonos está construida según sus valores personales, por ello, seguramente, cuando intenta compartir su sensación con otras personas, la percepción que estas manifiestan es distinta. Así pues, lo importante no son los colores, sino el significado que estos tienen según su forma de ver.


Todos tenemos nuestro propio sistema de percepción, algunos más estructurado o explícito que otros, pero siempre, sea cual sea la forma de elaborar la percepción, sentimos sin poderlo evitar, más cercanía o rechazo ante una primera impresión.


Y vosotros, ¿recientemente en un primer contacto habéis dicho: ESTA PERSONA NO ME ENTRA?





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7 Comments:

At 11:48 p. m., Anonymous Anónimo said...

Interesante el tema, sobretodo teniendo en cuenta que hoy es la segunda vez q leo algo sobre la "química" o "feeling" que puede surgir entre las personas en un primer momento. Aunque la explicación dada por ambos textos (el presente y una entrevista publicada en la contra del Diari de Tarragona) sobre el orígen de esta percepción negativa es un tanto dispar. Mientras aquí se halla su razón de ser en asociaciones que inconscientemente realizamos, en el otro texto se asignaba a la energía q desprenden los seres humanos su fundamento, apuntaba concretamente que a veces sólo con ver a una persona desconocida se tiene animadversión o cariño sin saber por qué, y eso es porque el aura de una persona está en consonancia o no con la otra persona cercana.
La cuestón entonces es: ¿cual de las dos explicaciones es mas acertada?
Personalmente creo que, como bien señalas, la aversión inicial respecto a una persona recién conocida es mas probable que sea fruto de un proceso de relación e interpretación inconsciente que uno mismo realiza, que una serie de confluencias o conexiones de energía. O quizás que lo segundo sea consecuencia del primero.

Por cierto, recientemente en un primer contacto he pensado: "ESTA PERSONA NO ME ENTRA".

 
At 9:03 p. m., Blogger Eva said...

si , es cierto a todos nos pasa que alguien desde el primer momento nos cae mal, si me permites te haré una pregunta ¿ Caemos mal nosotros tambien a la persona que nos ha caido mal? ¿ tu que crees?

 
At 6:56 p. m., Blogger El Divan Digital said...

@ A Laura Ll.

Bienvenida a nuestro Diván Laura.

Posiblemente exista parte de razón en la teoría que propone el periódico, personalmente no la he leído y de hecho, voy a buscarla, siempre es interesante conocer otros puntos de vista. Puede que las personas desprendan algún tipo de "energía", o puede que esta energía se refiera a "la energía que la otra persona capta o percibe"...Así pues, volveríamos a la teoría de la percepción única e individual que tenemos cada uno de nosotros, nadie percibe del mimo modo, es imposible.

Muchas Gracias por tu aportación, es muy interesante conocer artículos paralelos que comparten temas

Saludos

 
At 7:03 p. m., Blogger El Divan Digital said...

@ Eva

Bienvenida a nuestro Diván.

Interesante tu pregunta. Posiblemente, nuestra forma de actuar ante alguien que no nos cae bien, provoque cierto rechazo a aquella persona; Nuestra mirada, nuestra forma de dirigirnos a ella, nuestro tono de voz, etc. pueden delatar el "poco feeling" que en un principio nos había transmitido.

También puede ocurrir algo distinto: a nuestro modo de percibir, y dado experiencias anteriores, podemos creer que no caemos bien a alguien si percibimos su forma de actuar como "poco agradable"...Aún así, no tiene pq ser cierto, simplemente nosotros asociamos aquellas actuaciones a esta idea.

Saludos

 
At 1:03 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ignoro cual es la buena interpretación, pero lo cierto es que eso nos ocurre desde muy temprana edad, sin demasiado con qué comparar.
Siempre he intentado no hacerlo, pero lo hago constantemente, aunque intento luchar contra ese prejuicio, bueno o malo. Además, mi primera impresión suele ser acertada, lo que me hace más cuesta arriba luchar contra eso. Incluso amistades de muchos años me han comentado ese "tú siempre aciertas" y me ha sorprendido que ellos también se hayan dado cuenta, sin que sea del todo cierto, desde luego.
Lo de los colores me parece subjetivo, pero válido, yo en ocasiones lo he hecho con animales, es curioso como los rasgos físicos determinan ciertos comportamientos o formas de ser.

 
At 10:25 a. m., Blogger El Divan Digital said...

@ usuario anónimo

Bienvenido a nuestro Diván.

Interesante la asociación que haces con animales y la idea que lanzas:

"es curioso como los rasgos físicos determinan ciertos comportamientos o formas de ser".

Yo más bien diría: la gesticulación facial en la que quedan resaltados concretos rasgos físicos.

Pero bien, todos hemos visto alguna vez alguien con "cara de perro", y ¿qué hace que tenga esa cara? ¿sus facciones, o sus facciones acompañadas de una gesticulación sobria, apagada y "aparentemente" enfadada?

Usuario anónimo, si lo deseas, puedes ejemplificar algún caso en el que hayas percibido una persona que no te entra, asociada a la imagen de un animal...

Saludos

 
At 10:02 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tengo muchísimos ejemplos, todo tipo de animales, a veces una característica o el perfil completo, pero no siempre lo hago o lo percibo con claridad, mejor dicho.
Recientemente he conocido a una familia muy pintoresca, todos ellos son diminutos pero no con la enfermedad o características de los enanos, muy feos, con aspecto enfermizo. Además son sucios, grises, huelen literalmente a podrido, pelos grasientos, muy mal arreglados. Llaman la atención de todo el que se cruza con ellos que tenga un mínimo de sensibilidad.

Son muy gregarios, siempre van juntos, al menos los hermanos. Una de las chicas tiene novio, este no es pequeño de tamaño pero tiene todas las otras características y su olor es todavía más insoportable.
Es un ejemplo en el extremo. Desde el primer momento me lo parecieron, incluso antes de descubrir otras cosas. Su mirada es huidiza pero desafiante, oscura, y casi diría que son educados en el trato pero por cobardía o por alguna oscura razón. Generan mucha desconfianza. Su hogar es una auténtica pocilga. También, después, descubrí que no están ociosos y un día sorprendí al pequeño riendo tirado en el suelo con un amigo, a la puerta de su casa, y su risa era aguda y estridente.
Desde el primer momento me parecieron ratas.

 

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