miércoles, 31 de enero de 2007


Cuentos de un Diván




DONDE NADIE LLORA





Tras largas horas de camino, Marco y su compañero de viaje, el Dr Cram ( más conocido como Lucas ) se disponían a encontrar rápidamente un refugio donde poder dejar los bártulos y resguardarse de la lluvia y el frío. Marco iba bien abrigado, su abrigo polar y el pasamontañas le protegían de la fuerte ventisca que cada vez resultaba más difícil de soportar. En una mano sujetaba una bolsa con las últimas provisiones del día y en la otra un viejo mapa con algunas señalizaciones que pretendían guiar a estos dos excursionistas por una maravillosa ruta paisajística que, por el momento, parecía interminable. De repente Marco, en un intento de evitar un resbalón, soltó el mapa y dejó que un soplo de viento condujera el viejo papel hacia un arbusto 200 metros más allá. El Dr Cram rápidamente corrió para alcanzarlo. Su sorpresa fue cuando desde ese punto visionó un pequeño poblado situado en medio de un valle. No parecía estar muy lejos y animó a su compañero Marco a recuperarse del golpe y apresurarse a bajar la montaña y llegar al pueblo lo antes posible.


Después de 20 minutos andando pisaron por fin la primera calle de Villarrien. Era asombroso, en cuestión de minutos parecía que el tiempo se había calmado, salía el sol y la temperatura era auténticamente primaveral. Marco y Lucas se dispusieron a ir en busca de alguna posada para descansar y reponer fuerzas. Conforme iban adentrándose al pueblo se escuchaban voces de niños corriendo por las calles, gritos de vendedores ambulantes de frutas y verduras, jolgorio en las plazas, risas y carcajadas en todas las esquinas, etc. Se respiraba un ambiente jovial como si de una celebración se tratase. Todo el mundo estaba especialmente contento y animado.


Ya exhaustos, entraron en uno de los bares de la plaza mayor para comer una buena merienda. El tabernero solo sentarse les invitó a probar unos chorizos de la tierra y les propuso un buen surtido de manjares para reponer el hambre. Todos miraban a Marco y Lucas con simpatía, parecía que eran bienvenidos a ese local. Encantados, siguieron probando parte de la gastronomía típica de la región y se unieron a alguna de las conversaciones de las mesas vecinas. Parecía que en ese local todo el mundo estaba especialmente contento. Sólo se escuchaba hablar de anécdotas divertidos en el trabajo, situaciones graciosas a lo largo del día, momentos entrañables en casa, buenos resultados de la jornada deportiva y comentarios sobre noticias positivas en el periódico. Después de dos horas de charla sobre temas laborales, familiares y de la actualidad informativa y deportiva nadie había nombrado ni un solo hecho pesimista o negativo. Lucas, al ver que en un momento dado todos hablaban de fútbol y nadie comentaba la recién derrota de un equipo español, preguntó en alto qué opinaban sobre este hecho los allí presentes. De repente se hizo el silencio y por unos momentos nadie alzó la mirada hasta retomar nuevo tema e ignorar por completo la pregunta de Lucas. Asombrados, los dos protagonistas adoptaron una posición de escucha y pasaron a tomar nota de todos los detalles de las conversaciones que iban transcurriendo. De repente, en televisión apareció un aviso informativo de última hora sobre un nuevo atentado terrorista. El dueño del bar se giró rápidamente dando la espalda al televisor y lo apagó en el acto. Marcos no podía creer lo que estaba viendo, parecía una noticia muy importante. Preguntó al tabernero si podía encender el televisor de nuevo y él le respondió que aquello que le pedía era imposible.


Desconcertados y sin entender nada Lucas y Marco abandonaron el local y se dirigieron al mercado en busca de provisiones para el camino de vuelta. Estaba repleto de gente y todo el mundo sonreía y saludaba amigablemente. Para poder comprar se formaban largas colas pero nadie empujaba ni se quejaba, aquellas personas tan solo sonreían y esperaban pacientemente su turno. Las mujeres mientras decidían sus compras comentaban qué tal les había ido el día. Todas hablaban maravillas de sus hijos y maridos, de sus fantásticas recetas de cocina y de sus logros en el trabajo. ¿ Qué estaba ocurriendo? Porque la gente tan solo sonreía? Parecía que en Villarrien no existían los problemas, todo el mundo era feliz y nadie pronunciaba ni una sola queja.

Cuando terminaron las compras, los dos forasteros buscaron un sitio donde dormir. Allí fue donde conocieron a Jonás, un viejo vendedor ambulante que desde hacía muchos años cada semana iba a Villarien los días de mercado. Jonás, escuchó la conversación que estaban llevando Lucas y Marco y no pudo evitar interrumpirles.

- Perdonad, ¿puedo sentarme con vosotros?


- Por supuesto


- Gracias. He estado escuchado vuestra conversación y me he sentido muy identificado con vosotros. La primera vez que yo llegué a Villarrien tampoco entendía nada. Acostumbrado a que hombres y mujeres me reclamaran dinero, discutieran sobre mi género y alzaran la voz, me encontré con un pueblo en el que nadie se quejaba, todo el mundo compraba tranquilamente y nadie discutía nunca por nada. Vi que trabajar aquí era muy cómodo y decidí venir todas las semanas a partir de ese momento.

Poco a poco fui conociendo mejor los habitantes de Villarien y la sorpresa cada día era mayor. Sus rostros siempre reflejaban simpatía, fuese la hora que fuese, parecía que estaban incomunicados con el mundo exterior y desconocían los problemas que había ahí fuera, nunca mostraban tristeza, tampoco los días en los se celebraba un funeral, ¡ era realmente asombroso!. Las mujeres venían a mi parada y sólo hablaban de lo felices que eran en casa, aún sabiendo que sus hijos no iban bien en los estudios y teniendo discusiones con sus maridos. Todos los problemas quedaban cerrados de puertas hacia dentro y nadie nunca hablaba de ellos. Con todo esto me di cuenta que Villarrien no es un pueblo tan feliz como parece, tan solo un escenario en el que todo el mundo tiene un papel y actúa.

La gente tiene problemas, se encuentra con conflictos en el día a día y debe hacer frente a ellos. Los habitantes de Villarien cierran los ojos callan y siguen adelante con sus vidas. No conozco el origen ni el porqué de este hecho, pero lo cierto es que en este pueblo, si uno es feliz, su vecino lo es más, y si uno está bien en el trabajo, su compañero lo está aún mejor. La hipocresía tuvo un principio pero en la actualidad ha llegado a un punto en el que ha invadido por completo la vida de todos los habitantes de Villarrien. Así pues, ¿ podemos realmente decir que en Villarrien, rien?

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13 Comments:

At 10:59 a. m., Anonymous Anónimo said...

Esta faceta tuya la tenías escondida he! Me recuerda el cuento a una película de Jim Carrey, donde hacía de polí que nunca estaba de mal humor, a pesar de las desgracias que le pasaban, y al final acababa explotando convirtiéndose en un personaje bipolar. Esconder las frustraciones es malo, siempre hay que exteriorizar los pensamientos e inquietudes de uno.
Felicidades

 
At 11:34 a. m., Anonymous Anónimo said...

Esta bien , la narración y la idea . A veces sucede al reves , hay la pose de estar hecho polvo y luego realmente no pasa nada importante .

Hay un libro de Italo Calvino :

"El vizconde demediado "

Que toca un tema parecido , dejo una referencia :

http://www.siruela.com/catalogo/catalogo.php3?ficha=4

 
At 11:48 a. m., Blogger El Divan Digital said...

@ Daniel Arias

Gracias Daniel por estar aquí de nuevo.

Algún habitante de Villarrien años atrás empezó a decir que estaba siempre de maravilla y algunos vecinos, por no ser menos, continuaron por el mismo camino. Llegó un punto en que nadie tenia problemas de puertas hacia fuera y lo único que aceptaban los habitantes de este peculiar pueblo eran elogios, cumplidos y buenas noticias.
Villarrien cerró los ojos a la realidad, no quiso afrontarla nunca más.

Como muy bien dices, es bueno exteriorizar los pensamientos e inquietudes de uno. Desde el Diván siempre animamos ha hacerlo.


Un saludo, estamos encantados de verte aquí otra vez.



@ Francis


Hola Francis,

Buen apunte: "A veces sucede al reves , hay la pose de estar hecho polvo y luego realmente no pasa nada importante"

Cierto, algunas personas necesitan llamar la atención del otro haciendo sentir pena de si mismos para así buscar una atención especial o un apoyo incondicional. Esta opción corre el riesgo de que el propio individo termine creyendo que realmente está tan mal como dice y es ahí cuando pasa a tener el rol de "pobre e indefenso" o "enfermo". Todos tenemos recursos personales para tirar hacia delante y es bueno que los trabajemos y sepamos poner en práctica ( sobre recursos personales hablamos en el post de "2007, adiós a los malos hábitos" ).

Gracias por la referencia Bibliografica, voy a consultarla.

Un saludo Francis

 
At 6:39 p. m., Anonymous Anónimo said...

¿Que tan feliz se puede llegar a ser, cuando se sabe que se engaña a uno mismo?

Se me ocurre como cuando en el trabajo, por un buen sueldo (una
"felicidad", por asi decirlo) se soportan los atropellos e insultos del jefe, fingiendo que con el dinero vale aguantar todo lo demas.

O como una amiga mia, que tenia un noviazgo con otro amigo, que no la trataba bien, pero en el sexo la satisafacía como nadie; ella siempre parecia contenta, porque dejaba pasaba todo lo malo solo por el "bienestar" que le hacia sentir en la intimidad. Sobre decir que al final andaba con una depresión tremenda.

Creo que hay que aprender a ser feliz, pese a todas las adversidades de la vida, al fin y al cabo asi es; ¿Que tanto podriamos valorar nuestra felicidad y bienestar, si no supieramos de la tristeza y de lo malo del mundo?

Ahh, la pelicula de Jim Carrey se llama "Irene y yo, y mi otro yo"

Saludos Afectuosos desde aqui.

 
At 8:58 a. m., Blogger El Divan Digital said...

@ Josh


Hola Josh, encantados de verte otra vez por aquí.

Has dicho algo que me gustaría resaltar:

"¿Que tanto podriamos valorar nuestra felicidad y bienestar, si no supieramos de la tristeza y de lo malo del mundo?"

Cierto, hay buenos momentos porque también eisten malos momentos. Así pues, ignorar uno de los dos polos es ignorar una parte de la realidad. Nosotros subjetivamente "medimos" cómo de felices somos suspesando y haciendo un balance de lo positivo y lo negativo. Muchas veces, en este recuento, aparecen factores que nos disgustan e interrumpen nuestro bienestar, pero al mismo tiempo aparecen otros que nos llenan esos vacíos emocionales de immediato.
Nuestro estado emocional és, como diriamos aquí en Catalunya, un "tira i arronça", es decir, hay momentos que tiran una cuerda imaginaria hacia el bienestar y otros en los que la cuerda tira más hacia el lado opuesto.
Buscar un equilibrio entre los dos lados de la cuerda es el objetivo de todo ser humano para estabilizar los momentos críticos y mantener los óptimos.
Todo ello, en definitiva, responde a conseguir un estado equilibrado y propio de una vida saludable.

Saludos

 
At 9:23 a. m., Anonymous Anónimo said...

Te doy mi enhorabuena por el cuento tan sustancioso y bonito que has escrito. Verdaderamente la gente del pueblo no era feliz ya que esta sólo vivía de cara a la galeria, pero de puertas para adentro eran unos infelices ya que su vida era una hipocresía. Enhorabuena, espero que escribas pronto otro cuento.

 
At 9:49 a. m., Blogger El Divan Digital said...

@ Blanca

Bienvenida al Diván Blanca.

Cierto, la gente del pueblo no era realmente feliz, o al menos eso parece a nuestra forma de ver.
Es cierto que cada individuo tiene derecho a elegir su felicidad y cómo vivirla, y a veces este hecho implica cerrar los ojos y negar una parte de la realidad. Esta opción puede que no cause problemas de immediato, pero muy probablemente traerá repercusiones a medio-largo plazo ( desequilibrios emocionales, angustia, ansiedad, deresión, etc )

Un saludo y gracias por visitar este espacio. Te esperamos de nuevo en el Diván.

 
At 3:10 p. m., Anonymous Anónimo said...

El cuento nos habla de una comunidad donde no se quiere asumir la parte negativa de las cosas con la intención de eliminarlas , pero eso hace que crezcan por dentro ( las casas ) , veo el cuento tambien como una metafora personal de el individuo que por fuera da una imagen pero el problema se le eterniza por dentro , pues al explicar las cosas estan entran en contacto con la realidad y suele ser mas facil de resolver .

Por otro lado creo que las personas necesitamos " oasis " lugares o personas , que normalmente no son las mas intimas ,que te permitan un espacio o un tiempo de felicidad absoluta y casi infantil , esta funcion la puede realizar activdades como el deporte , un equipo de amigos que se reunen para hacer deporte y hablan de eso en concreto y en realidad llevan años hablando de ganar el proximo partido y de cosas tontas , pero la funcion real es la descompresión , el pensar : Ahora voy a alli y nadie me molestara , son pocas horas pero necesarias .

 
At 3:37 p. m., Blogger El Divan Digital said...

@ Francis Black

Estas actividades y personas alternativas que nombras son necesarias para descargar y "descomprimir" tensiones como tu bien dices. Cada individuo elige la manera de hacerlo, hay quien estará toda una tarde sentada con su amiga del alma en una plazoleta charlando y otro que preferirá jugar un partido con los amigos, reunirse en un bar los domingos, navegar por la red y charlar, etc. Pero todo ello es una forma de entretenimiento y evasión por así decirlo. Siempre necesitamos nuestro momento de "escape " ( del trabajo, cargas emocionales, responsabilidades, etc ) y es bueno saber encontrar este momento.

Saludos

 
At 3:48 p. m., Anonymous Anónimo said...

creo que el cuento pone de manifiesto el hecho de que son personas que llevan vidas paralelas.Una dentro y otra fuera.Hoy en dia,por desgracia esto es muy habitual,en nuestro entorno.
La hipocresía esta a la orden del dia.Aunque croe que la hipocresía material,el hecho de querer tener más que el vecino es malo,peor es la hipocresía personal,el hecho de creerse una persona mejor que otra.Nadie puede juzgar a nadie.

 
At 9:55 p. m., Anonymous Anónimo said...

Esta muy bien, sobretodo en la época que nos ha tocado vivir; yo la llamo la epidemia de todo malo, ya que todo o casi todo lo que oimos y vemos son noticias malas y parece que sea una enfermedad contajiosa, se ensalza lo malo y a los valores se les desprestigia.
Lo cual, no quiere decir que no tuvieran problemas, seguro que sí, pero podian solucionarlos entre ellos o dialogar, sin tener que ir a cada vecino que encuentran diciendoles que estan muy mal,con lo cual cada vecino tendria sus problemas más el problema de los respectivos vecinos, ocasionando al cavo del día, un sentimiento de abatimiento o desánimo. Así lo que crean es un ambiente más armonioso, más sosegado. Salvo que fuesen cosas muy importantes,a compartir. jose

 
At 12:01 a. m., Blogger El Divan Digital said...

@ Jose ( usuario anónimo )


Bienvenido al Diván Jose.

Los habitantes de este pueblo sí tenían problemas, y muchos. El principal de ellos era el siguiente:

por miedo a lo que pudieran pensar los demás, de puertas para fuera nadie podía poner mala cara y todos los sentimientos quedaban guardados en el interior de cada individuo, sin tener oportunidad de exteriorizarlos.


Curioso el término que utilizas de "epidemia de TODO MALO". Quizás a veces eso es lo que ocurre a muchas personas:

sólo se alimentan de aquello negativo, magnificándolo hasta tal punto que pierden de vista las "pequeñas" cosas positivas que el día a día nos ofrece para disfrutar.


Saludos

 
At 6:05 p. m., Blogger ahmed deraz said...

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