sábado, 19 de enero de 2008

COMPRAS Y MÁS COMPRAS





Tenemos cuatro pantalones tejanos, pero ahora nos hemos enamorado de aquel modelo tan ceñido de cintura baja; nuestro armario está repleto de camisas, pero no tenemos ninguna que vaya a juego con el nuevo jersey a rallas; zapatos...Los zapatos siempre son un problema, puesto que necesitamos unos para sentirnos cómodos, otros para ir a trabajar, otros para salir en ocasiones especiales, otros para poder combinar y sobretodo las señoras, otros fruto de compras compulsivas de última hora ( zapatos que a primera vista son una maravilla, pero a la hora de la verdad, aguantar el tacón y la puntera se convierte en un auténtico martirio).

Siempre queremos más y más, nunca tenemos bastante: bolsos, faldas, vestidos, chaquetas, botas,...Piezas más que imprescindibles en nuestras vidas pero, por el contrario, desempeñan una importante función: calmar nuestras ansias incombustibles por COMPRAR.
Ahora nos encontramos en una época del año en la que el “comprar por comprar” es el principal protagonista y la necesidad de “gastar porque sí” termina por llenar hasta rebosar el armario; sí, efectivamente, estamos hablando de las REBAJAS. Comprar, comprar y comprar; comprar por ser más económico y, curiosamente, terminar por gastar más. Las ansias no se agotan, siempre están dispuestas a desembolsar la tarjeta de crédito y pedirnos, “por última vez”, que nos hagamos con los últimos trapitos de temporada. Las ansias buscan el agua que les calme su sed, anhelan ser complacidas por unos instantes, e intenta, por todos los medios, desaparecer de nuestra mente para hacernos SENTIR BIEN. Sentirnos bien es el único objetivo, el único motivo y la única meta. Sentirnos bien es la verdadera razón que nos impulsa a comprar.

El vacío


Continuemos analizando este “sentir bien”. Comprar puede convertirse en una forma de llenar parcialmente el vacío que todos sentimos cuando hemos pasado por algún altibajo, cuando sentimos que la monotonía apaga nuestras vidas, cuando estamos decaídos y, sobretodo, cuando la baja autoestima, permanente o pasajera, no permite que nos sintamos bien con nosotros mismos.

El vacío no nos permite sentir bien, y por ello, necesitamos alternativas para llenarlo. La compra compulsiva responde justamente a este hecho, y por ello, la adquisición de ropa, zapatos y complementos se convierte en una auténtica búsqueda de “felicidad exprés”. Aún así, el vacío vuelve a aparecer, y con él, las ansias incombustibles que comentábamos anteriormente. La respuesta es volver a comprar, y más compulsivamente como mayor sea la ansiedad.

Todos vamos de rebajas, todos gastamos más de lo necesario, y no por ello somos compradores compulsivos patológicos. ¿Quién no ha comprado más de la cuenta sin pensar y simplemente por placer? Bien, todos hemos actuado de este modo en alguna ocasión, y aún no ser un comportamiento “enfermizo”, pensémoslo bien...el objetivo continúa siendo el mismo: alegrarnos el día, cumplir una pequeña ilusión, aumentar de cierto modo nuestra autoestima y en definitiva; hacernos sentir bien.

Bien, de hecho, no hay nada de malo en eso, pero es curioso el comportamiento humano: necesitamos reforzar continuamente nuestro ego. Somos seres débiles y vulnerables, caemos fácilmente en la tentación, y…las compras son y seguirán siendo el punto débil de la mente femenina y humana por excelencia.





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4 Comments:

At 11:29 p. m., Blogger ´´ said...

Yo compro poca ropa , lo justo pero lo que comentas me pasa con los Cd , hay algunos que los compro y luego casi no los escucho , pero cuando estoy agobiado me compro un cd .

 
At 11:50 p. m., Blogger El Divan Digital said...

Bienvenido Francis,
Tu utilizas los CD como un capricho, un recurso para alegrarte el día y romper con aquella rutina o estrés que tanto nos pesa.

La clave es contentarse con pequeñas cosas, quien puede conseguirlo es realmente el más afortunado.

Un saludo

 
At 2:11 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tienes razón que la majoría de veces compramos por comprar solo para encontarnos mejor, sobre todo si vas a grandes centros como el corte inglès que estan llenos de mucha gente y esto también propicia las ansias de comprar. Tenemos que comprar inteligentemente y premiarnos con alguna cosa pero sin que esto nos haga caer en gastar mucho dinero. Como siempre un artículo excelente

 
At 9:03 p. m., Blogger El Divan Digital said...

@ Anónimo

Cierto, podemos buscar pequeñas cosas que nos despierten una ilusión, sin gastar mucho dinero, pequeños caprichos que alegren un día y nos hagan sonreir. Todos de vez en cuando deseamos hacernos un pequeño regalito.

El problema es cuando, los "regalitos" no sacian las ganas por consumir, y todo ello por una simple razón: el malestar, malestar personal, malestar muchas veces con causas claras pero difíciles de detectar.

Un saludo

 

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