jueves, 24 de diciembre de 2009

Siempre sueño...




Siempre sueño con tener una estupenda casa con un comedor enorme y una chimenea de piedra, con los típicos calcetines navideños colgando, rodeada de las personas que más quiero mientras contamos anécdotas y reímos de nuestras historias, resguardados del frío contemplando el fuego, al lado de un precioso árbol de Navidad como las películas de Disney.

Puede que mi comedor no sea muy grande, no tengo chimenea, el árbol de navidad es pequeñito (uno grande ocupa demasiado espacio), y cuelgo los calcetines en el mueble del televisor…Pero la parte realmente importante de mi sueño se cumple cada año.


Espero que vosotros también cumplais el vuestro...



viernes, 18 de diciembre de 2009

HISTORIAS DEL TAXI


Una mañana, en plaza España, un hombre de mediana edad para un taxi, sube, y da la siguiente indicación: “usted empiece a dar vueltas por la ciudad, yo le diré cuando debe parar”. El taxista no entiende nada, y le pregunta si tiene preferencia por alguna zona concreta, y el cliente responde un “no, usted de vueltas”. El taxista sigue al pie de la letra las indicaciones de su cliente, y con el taxímetro en marcha inicia la “ruta a ninguna parte”. El cliente, empieza a dar conversación, y a quejarse sobre distintos aspectos de su vida; pareja, trabajo, familia…sobre todos ellos tenía asuntos pendientes por reivindicar y quizás, porqué no, por buscar solución, aunque en realidad, en esos momentos, lo único que quería era que su “chofer” le diera la razón con un “sí, sí, por supuesto”. El cliente hablaba y hablaba mientras el taxímetro echaba humo; una esposa histérica, una suegra metida en casa, un jefe que no apreciaba su trabajo, y palabras de desquicio protagonizaban uno de los mejores monólogos que nuestro profesional había nunca presenciado. Tras 50 euros de avenidas, calles y plazas, el cliente suspira y suelta un “ya puede parar”. Así mismo, le dio las gracias al que más de media hora le había escuchado, haciendo el siguiente apunte: “esto es lo que me cuesta la visita a mi psicóloga, la diferencia con usted es que ella no me escucha. Para eso le pago a un taxista, que me presta más atención y comprende mis problemas”.

Esta es la historia de un taxista de Barcelona, él mismo me la contó. El taxi en ocasiones se convierte en una especie de confesionario en el que las personas hablan sobre sus problemas, el caso que hemos contado es uno de los ejemplos más anecdóticos.

La gente necesita hablar; a veces, según en qué contexto, no puede hacerlo, y la necesidad oprimida aumenta cada vez más, convirtiéndose en una auténtica olla a presión que puede explotar en cualquier momento: en un taxi, en la sala de espera de un dentista, en la peluquería, en la farmacia, etc. El cliente de la anterior historia no se sentía comprendido ni por su entorno ni por su psicóloga. Según el taxista, el señor no encontraba nunca a nadie que le diera la razón, tan sólo deseaba quejarse y que alguien le apoyara con una palmadita en la espalda compartiendo un “comprendo tu situación y cómo lo estás pasando”; por otro lado, el cliente quizás no quería admitir que su vida necesitaba cambios, y que estos vendrían dados a partir de un esfuerzo personal, de ahí que no empatizara con la profesional a la que acudía. Sea como sea, el taxista cobró sus 50 euros, y también obtuvo una sensación gratificante: “hoy un señor ha subido a mi taxi y ha encontrado alguien que le ha escuchado”.

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viernes, 11 de diciembre de 2009

BULLING: ACOSO ESCOLAR

EducaDiván




Con la colaboración especial de Carmen Fructuoso

Hablamos y hablamos de “Bulling”, un término algo “novedoso” que significa lo mismo que “Acoso”, pero,

¿Es realmente nuevo este suceso? ¿Se da solamente en las escuelas?

No, se da en todos los ámbitos donde se producen relaciones entre personas, eso sí, es en la escuela donde se encuentra el sector de personas más débil e influenciable, y por ello, el que necesita más protección. El grado de acoso puede ser mayor si el acosador ha formado alrededor de él un grupo que lo obedece.

¿Y cómo consigue el acosador sus objetivos?

Actuando de la forma más oculta y sibilina posible e intentando descubrir los puntos débiles: miedo, inseguridad, terror, mentiras, secretos, etc., para así poder incidir sobre ellos.

¿Qué hay que hacer si tenemos un hijo/a, alumno/a acosado?

Primero detectarlo, este es el paso más difícil. Para ello, la familia y la escuela deben estar ahí, mantener con el niño una buena comunicación, ofreciendo la posibilidad de tratar todo tipo de temas, e intentando respetar sus ideas (esto no quiere decir estar siempre de acuerdo).

Estar “cerca” de él para conocer los cambios que se produzcan: miedo, inseguridad, vergüenza, aislamiento, cambios de humor, de horario, de amigos, de rendimiento, de forma de vestir o de expresión; cambios que únicamente, a partir de una convivencia muy cercana, son perceptibles.

El papel del tutor es vital, primero por la relación que establece con el alumno y segundo, por ser la escuela el lugar donde se observa la relación del muchacho con el grupo (si es firme, si es constante, si es vulnerable, etc.). El factor “grupo” no es posible verlo en el ámbito familiar, y es aquí donde el niño se relaciona con sus compañeros, y establece las primeras relaciones fuera de la protección familiar.

No olvidemos que el acosado sufre un verdadero calvario y que el miedo, el pavor, la vergüenza, y la culpa, en ocasiones, se pasan en silencio y soledad; de ahí la dificultad en la detección.

Una vez detectado se debe actuar con firmeza, rigor y valentía. Para proteger al acosado hay que actuar contra el acosador, y hay que actuar con determinación para recuperar su seguridad y confianza, y como antes anunciábamos, en todo este proceso, la función de la familia y la escuela son vitales.

La escuela debe actuar con rigor ante el acosador mostrándole los límites de la convivencia y haciéndole aceptar las consecuencias según las normas de la escuela; al mismo tiempo, al grupo clase se le comunica la situación y con ello la escuela demuestra que actúa con mano firme y con la mayor equidad posible.

El problema se soluciona la mayoría de las veces. Poner las cosas en su sitio y en sus límites es la mejor medicina, pero a veces falla, puesto que la escuela actúa igualmente con miedo al estar también acosada por la familias y la sociedad que no la dejan actuar como debe actuar. En ocasiones, la llenan de críticas y denuncias olvidando que, la escuela, tiene como función la formación y educación de todos.

La familia debe detectar los cambios que se producen, estando siempre ahí, pero a veces falla, simplemente porque no está donde debe estar, ya sea por ausencia o negligencia, entendiendo también por negligencia la delegación excesiva de sus funciones a los demás, ya sean abuelos, canguros, etc.

Si la escuela y la familia mantienen con los alumnos /hijos una relación fluida y de confianza, los problemas se detectan y solucionan. Ambas deben encontrar las condiciones óptimas para poder hablar, plantear problemas, encontrar soluciones, pedir derechos y aceptar responsabilidades; ambas deben ser la guía para realizar de la mejor manera posible la aventura más maravillosa : convertir a los alumnos /hijos en personas adultas y como siempre digo, lo más equilibradas posible.

Y sobretodo, seamos buenos observadores, porque detrás de cada caso que no se detecta, ya sea por la familia o la escuela o por ambas partes, hay un niño/a, muchacho/a que está pasando un auténtico calvario en soledad y en silencio.

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martes, 1 de diciembre de 2009

EL ESTADO DEPRESIVO TIENE FECHA DE CADUCIDAD

EL ESTADO DEPRESIVO


Estado: situación en la que se encuentra algo o alguien; refiere a un modo de ser o estar.


Bien, un estado refiere a un modo de estar, en un periodo de tiempo concreto, más o menos largo, o en algunos casos, permanente. El estado depresivo debe entenderse justamente como un estado de duración concreta, que empieza por toda una serie de desencadenantes y termina; entendemos el estado depresivo como una fase emocional, de lo contrario, estaríamos hablando de depresión mayor.


No tenemos que temer al estado depresivo. Aparece por toda una serie de acontecimientos y necesidades, y es importante que permitamos que se manifieste. Entender que, en alguna ocasión, podemos encontrarnos más tristes y susceptibles ante temas concretos y situaciones específicas, comprender que algunas semanas o quizás meses nos cueste levantarnos por las mañanas, permitir descargar sentimientos que tienen nuestro corazón en un puño y despiertan cada mañana unas lágrimas, y sobretodo, saber que se trata de un estado caduco, y que poco a poco saldremos de él con la ayuda de nuestros recursos personales y de las personas que nos rodean, es imprescindible para que, el estado depresivo, quede justamente en eso, en un estado con fecha de caducidad.


Debemos permitirnos estar tristes cuando lo necesitemos. Esconder emociones que precisan salir, puede dificultar más el transcurso de un estado depresivo, que desgraciadamente, en muchas ocasiones, se sufre en silencio. Este silencio no nos deja espacio para llorar, sea con lágrimas o con palabras, para expulsar aquellos pensamientos que corroen nuestra mente y no nos dejan descansar. Sufrir en silencio significa doble sufrimiento, y por ello el primer paso es HABLAR.


El estado depresivo, es un estado afectivo que precisa de tiempo, dependiendo de los sucesos vividos y principalmente, de la persona que los vive. El contexto que rodea a esta persona es fundamental, pero más fundamental aún es que la misma persona afectada cuente con él. ¿ De qué sirve tener apoyo si no permitimos que nos apoyen? En ocasiones tenemos que ser más “humildes” con nuestras posibilidades, aunque no dejemos nunca de creer en ellas. Estas palabras pueden llevar a confusión, y por ello me gustaría clarificarlas:


Todos poseemos recursos y habilidades que pueden ayudarnos a superar problemas, pero eso no significa que siempre seamos lo suficientemente “supermen” o “superwomen” para conseguirlo. La ayuda de las personas que nos rodean es fundamental, es importante permitir su acceso, aprovechar y recibir su ayuda como un preciado regalo. No somos menos por dejarnos ayudar, del mismo modo que tampoco “molestamos” a las personas que tenemos a nuestro lado cuando les pedimos ayuda. Esto es algo que ocurre con muchas personas que están pasando por un mal momento y se sienten decaídas y depresivas; creen que, al pedir ayuda, molestan a los demás…¿porqué no pensamos en la felicidad que reciben aquellas personas que nos quieren y aprecian, al sentir que pueden echarnos una mano y contribuir en nuestro bienestar?


La idea es clara: déjate ayudar, las personas que te quieren lo agradecerán, y tu recibirás ese apoyo clave para seguir adelante. Todo ello, junto con tus posibilidades y capacidad por resolver los conflictos con los que has chocado, te ofrecerán una experiencia de vida que quedará escrita por siempre jamás, y cuando vuelvas a encontar un bache, estas vivencias, convertidas en nuevos recursos personales, responderán, convirtiéndote en una persona más rica y madura.


Nuestra historia de vida es un largo relato en el que aparecen muchos personajes, más o menos significativos, más o menos "queridos", pero todos enseñan algo, tanto los que pegan un golpe como los que tienden la mano.





Consulta privada Mª Teresa Mata, psicoterapeuta y fisioterapeuta.


VISITAS DE LUNES A VIERNES CENTRE BALMES

Plaza Gala Placidia Nº 10-12, 5º 2ª 08006 - Barcelona Contacto: 617834474


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