viernes, 17 de abril de 2009

CERVEZA, VINITO Y TAPA. UNA FORMA MUY ESPAÑOLA DE ESTABLECER RELACIONES SOCIALES



¿Qué sería del español sin unas bravas? ¿Y sin el vinito o la cervecita para charlar en una agradable terracita o en la barra del bar de la esquina?
Nos gusta disfrutar de unos pinchitos en compañía, quedar para charlar mientras tomamos un café o algo bien fresquito, y sea invierno o verano, haga frío o calor, dentro o fuera, siempre apetece echar unas risas con los amigos o la familia.

El vermut o aperitivo es un modo de relacionarse, de tener excusa para salir a la calle, de andar por la playa antes de parar en el chiringuito,…Las tapas o pinchos terminan siendo una forma de reunirse, y por ello, afirmamos que el español establece gran parte de sus relaciones sociales a partir de hábitos tales como el “vamos a tomar algo”.


Nos gusta comer bien y en buena compañía

Y a quién no le gusta. Pero es cierto; la compañía es fundamental, la bebida y las patatas son la excusa. Esto nos caracteriza como una sociedad que busca la reunión y la tertulia fuera de casa, no sólo con los más próximos, si no también con compañeros y amigos. Saber de los demás nos llena, y que los demás nos presten atención y sepan de nosotros también; ¿Qué tal la semana?¿Cómo va el tema del coche?¿Has solucionado el problema que me comentaste de trabajo?¿Tu hermana sigue saliendo con ese arquitecto?¿Te comenté que finalmente quedé con aquel chico?¿Rosa y Javier han vuelto?...¡Si las aceitunas hablasen!

Ansias de saber y de ser escuchado hacen la combinación perfecta cuando se une a la fiesta el pica-pica que hoy protagoniza este espacio.
¿Y qué tiene “el tomar algo” que contribuye a la reunión y el “marujeo”?
Pues muy sencillo: un espacio cómodo y agradable que presta a “soltar” con más facilidad la charla, un curioso y satisfactorio placer que aparece al comer y al desfogar la ansiedad que provoca la emoción de contar “movidas” semanales, y una refrescante sensación que se manifiesta al tragar junto a una apetecible bebida, el cansancio y estrés del día a día.

Son muchos los motivos por los que, tomar una tapa y un vino en compañía, resulta plenamente beneficioso. Ya sea por el diálogo, la degustación, el airear dolores de cabeza o distraer la mente, nuestra sociedad disfruta de este placer tan español, eso sí, más o menos humilde, en el bar “Manolo” o en una terraza con vistas al mar, pero al fin y al cabo, con mucho gusto.

Así pues, podemos estar orgullosos de esta tradición, y con ello, aprovechar el verdadero sentido de ir de tapas: disfrutar de la preciada compañía de aquellas personas que nos rodean.