miércoles, 25 de febrero de 2009

HASTA SIEMPRE



Nos despedimos cada mañana con un beso cuando salimos de casa para ir al trabajo.

Nos despedimos con un abrazo cuando marchamos fuera unos cuantos días.

Nos despedimos con un hasta luego cuando abandonamos el bar en el que hemos tomado una cerveza con los amigos.

Nos despedimos con un ahora vuelvo, todos los domingos, cuando bajamos a comprar el periódico y la barra de pan.

Nos despedimos con un hasta siempre, cuando nunca más volveremos a decir adiós.



Nos despedimos con un hasta siempre, cuando nunca más volveremos a ver a aquella persona.

Hasta siempre significa, quizás, que aún decir adiós, en cualquier momento, desde ese instante hasta el infinito, puede volver a aparecer su presencia en nuestros pensamientos. Este recuerdo permanente es el que da significado al último adiós que reciben nuestras personas queridas, y es el mismo que da sentido a su ausencia. Sin un hasta siempre, seríamos incapaces de comprender su marcha, y nos sería realmente difícil comprender la existencia humana.


Por ello, el hasta siempre no es del todo triste, siempre nos permite NO OLVIDAR, y nos abre la posibilidad de compartir maravillosos momentos, muchos de ellos simples y cotidianos, aún no tener aquella persona a nuestro lado.


El hasta siempre debe ser elaborado, no todos pueden decirlo de inmediato. En ocasiones, hace falta tiempo para comprender la marcha de un ser estimado, algunos lo han compartido todo con él, y el caos originado por su ausencia ha desordenado sentimientos y cambiado cosas tan sencillas como el despertar por la mañana. Aún así, sabemos que después de la tormenta siempre viene la calma, y es entonces cuando podemos decir en paz el esperado HASTA SIEMPRE.

VIVIMOS PARA RECORDAR, RECODAMOS PARA SER FELICES.










viernes, 13 de febrero de 2009

INFIELES


Frank Pittman, terapeuta familiar, habla en su libro “mentiras privadas”, sobre la infidelidad y la traición de la intimidad. En él, intenta resolver el gran enigma: ¿Por qué las personas tienen aventuras extraconyugales? y ¿Qué problemas intentan resolver?

Frank describe la infidelidad con las siguientes palabras:

“Tal y como yo lo defino, la infidelidad es una defraudación, la traición a una relación, la violación de un convenio. Hay muchos tipos de infidelidad, pero aquí nos referimos a la sexual en el matrimonio monógamo o en una relación equivalente. La mayoría de las parejas acuerdan guardar una estricta exclusividad sexual dentro del matrimonio; permiten la masturbación y cualquier fantasía que uno u otro cónyuge quiera tener, pero insisten en mantener los genitales lejos de las manos de personas extrañas”

Bien, a pesar de ser muchos los que desean mantener la exclusividad sexual, algunos terminan traicionando el pacto y buscando “algo más” ahí fuera. ¿Los motivos? ¿Desenamoramiento, aburrimiento, desengaño, inseguridad, infelicidad,…? Estos pueden ser miles, el hecho sigue siendo el mismo, y el resultado, en muchos casos, desastroso. Pocas parejas pueden sobrevivir a la traición, y aún menos, a la traición que se ha hecho pública.

El terapeuta explica cómo algunas parejas han elaborado su propio código definitorio de infidelidad, (hombres y mujeres que se prostituyen y sus relaciones extraconyugales se consideran puro trabajo, swingers que permiten el intercambio de pareja siempre y cuando sea pactado, mujeres que ceden a que su marido mantenga relaciones durante la última etapa del embarazo, etc.). Sea cual sea el código, constituye el ideal aceptado por esa pareja en su vida conyugal; la infidelidad consiste, precisamente, en su violación.


Los sentimientos que despierta la traición

Los dos principales motivos por los que la mayor parte de las parejas rompe son la falta de comunicación y “los cuernos”. En ocasiones estos dos motivos van cogidos de la mano. La falta de comunicación sobre problemas individuales y conjuntos (de hecho, todos los problemas individuales pasan a ser conjuntos cuando afectan al modo que tenemos de relacionarnos), impide la resolución de conflictos en la pareja, propicia la falta de entendimiento y el alejamiento, y con ello, el engaño; el engaño en sí, también disminuye la comunicación entre cónyuges, provocando el aislamiento de sentimientos y pensamientos fundamentales para un buen entendimiento.

Así pues, ¿hombres y mujeres engañan por falta de comunicación?

Por supuesto, motivos hay muchos, pero el principal es este. Si los problemas salieran a la luz en su momento, si los sentimientos afloraran sin miedo, si las desconformidades gritaran cuando lo necesitaran, si tanto penas como alegrías fuesen escuchadas, la mayor parte de individuos que deciden engañar, no lo harían. ¿Por qué? Pues por una sencilla razón: tendrían más valentía para hacer frente a los problemas existentes en su relación de pareja antes de recurrir a la traición, resolverían diferencias y de no hacerlo, hablarían claramente de ello. Cuando esto no ocurre, dejamos de sentirnos bien con aquella persona que duerme en nuestra cama, y buscamos fuera lo que no encontramos cerca.


Y vosotros, ¿qué opináis?…Como dice el mito, ¿el ser humano es infiel por naturaleza, o por el contrario, “se hace, pero no se nace”?



Consulta privada Mª Teresa Mata, psicoterapeuta y fisioterapeuta.

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