martes, 11 de diciembre de 2007

Lo único que nos queda es el recuerdo

Por supuesto que lo recuerdo. Desde entonces han pasado muchos años, de hecho, tu padre aún no había nacido. Aquellos eran tiempos distintos. En Barcelona, los socavones sorprendían las prometedoras obras del tren de alta velocidad, y llegar al trabajo en cercanías se convertía en una auténtica odisea. El socialismo prometía viviendas dignas y pedir una hipoteca significaba hacer cuentas cincuenta años vista. Los programas de sobremesa hablaban de alcaldes corruptos y la prensa rosa demostraba que hasta los matrimonios reales podían terminar por romper el “sí quiero”. Deportivamente hablando, brillaron estrellas como Roger Federer entre raquetas o Tiger Woods en el green, y la liga trajo emoción hasta el último minuto, resultando finalmente victorioso el equipo blanco (tu abuelo aún refunfuña); merengues y culés siguen siendo eternos rivales, en esto las cosas sí que no han cambiado.
De hecho hijo, hay cosas más importantes que no han cambiado. Aunque pasen los años, lamentablemente, en ocasiones el hombre continua impotente ante la madre naturaleza. El 2007 fue realmente duro para algunos; éste dejó huella en tierras peruanas al protagonizar uno de los terremotos más importantes de su historia, y vio como Grecia y el estado de California lloraban envueltos en llamas.
De todos modos, a lo largo de estos cincuenta años, hemos trabajado duro para mejorar nuestra calidad de vida y la de todo el planeta. Muchos tomamos conciencia del peligro que corría, y por ello, a día de hoy, podemos decir que la juventud hereda una tierra con futuro en lugar de un futuro sin tierra.
Echo la mirada atrás y me resulta difícil recordar todas aquellas cosas que aquel año deseábamos cambiar. Yo estaba dispuesta a comerme el mundo, y mírame ahora, me conformo con estar en casa, sentarme en este viejo balancín, y saber qué ocurre ahí fuera mientras leo política internacional y algún que otro artículo de opinión. Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Tú aún eres demasiado joven para entenderlo, pero conforme pasen los años, te darás cuenta que, al final, lo único que nos queda es el recuerdo.






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